La altura de los árboles.

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Fingir que no pasa nada, que todo sigue igual,que la vida volverá a ser lo mismo que siempre fue, que las ilusiones,las necesidades,las aspiraciones,las prioridades no saltan por los aires cuando te conviertes en esclerótico ¡es como decirle a un calvo que si se rasca la nariz después de hacer el pino volverá a tener pelo!
Porque todo eso sucede, de pronto y sin previo aviso (que ya podía mandar un WhatsApp o algo) la EM te convierte en una hoja en blanco y tienes que volver a reescribirla, que en realidad es un por culo porque a ver qué narices pones.
Estás caminando en terreno desconocido, con un mapa que no entiendes y a solas, en completo desamparo, rodeados de árboles enormes, altísimos y sin una moto sierra de las que molan para poder abrir camino, que por otra parte tú coge una moto sierra y ponte a cortar árboles y verás que pronto aparecen los de Greenpeace y dejas de estar sólo, que los escleroticos estamos súper protegidos pero los pobres arbolicos no pueden echar a correr (en realidad el 80% de los escleroticos tampoco, ahora me da miedo quedarme quieta por si me talan o se sube alguno de Greenpeace a mis hombros y se queda ahí a vivir)
Es relativamente fácil esconderse detrás de emociones que son reflejo de la sombra de cómo nos sentimos, como un Dementor llamado a tu puerta cuál vendedora de Avon, pero que no lo digas en voz alta no significa que no estén.
Los escleroticos, que somos muy noños, queremos qué cuando la gente nos mira nos vean, a nosotros, no a nuestra cojera o nuestras ojeras, ni a nuestro pensamiento lento o nuestros temblores, somos así, tenemos aspiraciones, pero a veces se nos olvida que la hoja en blanco sólo la vemos nosotros y algún iluminado al que se le sale la empatía por las orejas, el resto del mundo solo ven a las personas que éramos PRE-EM no a las que somos POST-EM.
No podemos culparles, nosotras/os estamos más perdidos que Froilán en una biblioteca,así que enfadarse con los demás porque no nos hacen sentir reconfortados pues es un poco ser esclerocabroncetes, aunque eso no significa que debamos estar disculpándonos por ser esclerótica/os y habernos convertido en personas diferentes, ya que ser esclerótica/o es como pertenecer a una banda o a la mafia, solo unos pocos entran y nadie puede abandonarla, así que hacemos lo que podemos con la velocidad de pensamiento que tenemos para trabajar. A nadie se le ocurrirá que una scooter gane en una carrera de MotoGP, pues con los escleroticos lo mismo, hay que adaptarse a la velocidad de pensamiento y acción porque muchas veces somos como caracoles yendo marcha atrás. Por eso, desde la ingenuidad (que en cualquier momento se puede tornar mala leche) creemos que la gente que nos rodea sabrá entendernos y que disculparán nuestras peculiaridades, que tendrán la paciencia suficiente para hacer de nuestra vida un camino más cómodo hasta que aprendamos a movernos solos, más que ingenuos parecemos gilipollas (la culpa es de la EM) porque todas esas cosas tampoco las tendríamos antes así que, ahora que somos maniquíes des catalogados, pues menos.
En realidad solo nos queda armarnos de paciencia (de armas de verdad no hablo,eso ya a vuestro gusto) y procurar andar sobre la línea de lápiz que nos han marcado en el suelo sin obligar a nadie a quien también la recorra, porque siempre hemos oído hablar de gente que rompe sus relaciones cuando a la otra persona le pasa algo difícil y lo hemos criticado, pero ahora somos nosotros a los que nos toca torear en esa plaza y, la verdad, no estamos ágiles ni para torear una aspiradora Roomba.
Como ya os dije tenemos una relación Tóxica con la EM que lo desestabiliza todo y de la que mucha gente huye, pero seguro que hay alguien tan loco como nosotras/os (y sin diagnosticar) que quiera cogernos de la mano y hacer este camino de mierda con nosotras/os, hay gente que hace el camino De Santiago, puestos a ver gente hecha polvo ¿porqué no nosotros?