Esto, en un bar, no te pasa.

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¡Hola, escleróticos y allegados ! a los que no sepáis muy bien qué hacéis por aquí, la salida está al fondo a la izquierda, no tiene pérdida.
Ya sé que últimamente os tengo relegados al ostracismo, tengo una buena excusa,pero voy a ser guay y os pediré disculpas: siento ser una bloguera informal.
Ahí va la explicación, preparaos que esto trae tela:
Cómo ya sabéis soy una inconsciente sin criterio, la culpa no es de mi madre pero os haré una confesión: me caí de una cama de 1´35 cm cuando tenía 1 mes (puede que ahí empezara todo). Pues como os iba contando, soy una sin criterio nivel profesional y, como donde vivo no se puede pasear a los perros por la playa, cogí a mi can y viniéndome arriba cual saltador de esquí que no se desmoña en el salto, me dije ¡pues coño, tengo una sierra la mar de apañada al otro lado del pueblo (con una subida que debía tener su propio campo base para aclimatar) voy a llevar a Lola (que es mi can) para allí, como tengo la forma física de una acelga cocida, el primer día no me vine muy arriba, tomé un camino normal y corriente, por ahí pegamos el paseo, perdidas de la mano de dios un rato. Confesaré (bajo amenaza de muerte) que me gustó, estuvo bien, lo único que, como soy poco previsora (es lo que me hace una border line), pues oye, me fui en vaqueros y eso, un poco desastre.
La siguiente vez, porque esto es como las pipas escleróticas, cuando algo sale medio bien, lo repites para ver si se puede quedar permanentemente,y allá que fui a un nivel más pro: pantalón corto, zapatillas de deporte, teléfono (bendito teléfono, también os digo que si los señores que inventaron el teléfono móvil no tienen ya el Nobel, !ya están tardando en dárselo!)
Bueno, pues ahí iba yo, con Lola, unas bolsas (para sus cacas) y toda la historia, cuando tras subir una calle (la que os decía que tiene campo base, me pareció ver a Calleja por allí), encontramos el monte, nos metemos poco a poco, buscando senderos y teniendo en cuenta que tengo el equilibrio de un huevo duro (utilizo símiles de comida porque mi estómago también participa de esta entrada, ¡hace hambre!), tardamos una vida en recorrer 100 metros, ya senda de ciclista que veo, senda que cojo, así que seguimos andando y, de pronto, sin venir a cuento, mi tobillo izquierdo decide hacer un poco de twerking (sin música ni nada), ¡ahí, a lo loco!.
Yo, que lo veo desde arriba, como si fuera una películala de acción, sólo le faltó una vista panorámica de me en la sierra, con Lola olfateando a su rollo, y yo gritando con los brazos en alto (bueno, a media altura, que lo de levantarlos hasta arriba es una hazaña épica) ¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOO, PROMETO VENGANZA!, o alguna mierda de esas digo «pues parece que la hemos cagado», así, tal cual, sin despeinarnos ni nada. Como llevo el teléfono, pues llamo al 112 y le explico a la muchacha que me atiende que he tenido un percance en la sierra y me he hecho daño en el tobillo. Tenía que haberle explicado que soy gilipollas y por eso me veía en estas pero creo que era demasiada información para una primera conversación, eso lo reservo para la segunda cita. Una vez movilizados a todos los colegas de ayuda (más majos que todo) llegan a donde estaba y, cual paso de semana santa, me sacan de allí.
He de puntualizar que en todo el rato que estuve allí, esperando, que fue bastante, pasaron dos ciclistas y no me dieron ni los buenos días, se ve que allí tirada en el suelo tenía una pinta muy sexy y no fui de su agrado. No fue hasta que una señora la mar de amable (mil gracias a Jaqueline, por cierto) que paseaba a sus perros que alguien me preguntó si estaba bien. Para que después digan de la solidaridad de los ciclistas…
La conclusión de dicho traspié es que me han operado el tobillo y (tras debatir si era un puzle o un cubo de Rubik desmontado) concluyeron que era puzle y lo han vuelto a reconstruir (ahora lo miro y no parece el mismo, me siento un poco como Robocop, pero en versión inspectora de bares más que policía).
Mi conclusión es: que esto en un bar, no te pasa y que con tanta cicatriz parezco salida de una película de Tim Burton. 
Es por esto por lo que no he podido contaros otras tantas historias que están esperando su momento.
Peter Griffin tropieza con el fuego megainvisible