¡Que paren las navidades que me bajo!

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Hola amigos, si, sigo viva. He sobrevivido a la Navidad (gracias por los aplausos y los vítores, no ha sido fácil).

Todos aquellos que pertenezcáis al colectivo esclerótico entenderéis muy bien este post. Mas que escleróticas/os somos como gladiadores. Todos recordamos las fechas navideñas con cierto aire bucólico, así, en plan armonía y felicidad, con nuestro jersey rojo y negro con renos y tal que por cierto, ahora están muy de moda aunque vivas en el mediterráneo y la temperatura media sea de 16º (menos en Cataluña, que la cosa está que arde)
Pero a lo que iba, ese recuerdo medio empañando cual anuncio del Almendro y sabes que es bonito, el recuerdo me refiero, porque el que se te represente empañado no viene por el alcohol que te habías metido entre pecho y espalda, sino porque eras pequeño y hace más años que la vida de esa escena.
Ahora, que se junta que, cada vez ves la Navidad con más pereza, que cuando empiezas diciembre, parece que en vez de haberle quitado una hoja al calendario te hayan invitado a una boda en Huesca, que empiezas a quejarte con meses de antelación, de forma preventiva, pues con la Navidad pasa igual. Empiezas a quejarte el 1 de diciembre y no paras hasta el día que el último de tus vecinos quita el adorno de la puerta (hay veces que se empalman navidades, hay vecinos muy dejados). 
Se dan las circunstancias de que con el esclerocarnét que nos dan con el diagnostico (sino lo tenéis, id a reclamadlo, hacen descuento en Galerías Preciados) también te dan la consabida fatiga y tal, bueno (qué os voy a contar que no sepáis a estas alturas) el maletín de la Señorita Pepis (por dios, que mayor soy) con el montón de drogas con receta (benditas sean) y lo único que tienes que comprar tu es la agenda, porque claro, se pasan la vida diciéndonos que tenemos que llevar un orden vital para poder funcionar lo mejor posible, el mayor tiempo posible. Bueno pues tu te pasas como una/un pringada/o todo el año ahí, con tu agenda, que tienes organizado hasta las horas de ir a comprar el pan y llegan las navidades y se va todo a la mierda, así, a tontas y a locas.
Vale que lo que es Navidad, propiamente dicha, son un par de días, pero joder que los que se dedicaron a organizar lo de la nochebuena y la Navidad ya podían haber pensado en nosotros y haberlo espaciado un poquito, ¿no?. Total, teniendo en cuenta que Jesús nació en Junio y movieron el calendario para que no les coincidiera con las vacaciones de verano y así poder tener vacaciones repartidas a lo largo de todo el año, porque se dieron cuenta que desde agosto a abril que llega la semana santa, se les hacía muy cuesta arriba (igualito que a los funcionarios). Pues podían haber sido más previsores y mirar a su alrededor a ver como estaba el género de salud y haber puesto la nochebuena y tres días después la Navidad (creo que este párrafo me ha quedado un poco blasfemo, pero bueno).
Yo no sé como lo llevaréis vosotros, pero yo he necesitado 3 días para recuperarme del cumpleaños de este hombre (no quiero yo saber cómo se las gasta Pocholo en Ibiza en los suyos), una ya se ha acostumbrado a vivir con sus horarios marcados, que parezco Sheldon Cooper (The Big Bang Theory) y en cuanto se sale de ahí ya no sabe ni atarse los cordones.
No se me mal interprete, (o sí, qué más da), no es que me haya ido de festival ahí a  darlo todo, pero tampoco vas a hacer acto de presencia e irte, como si fueras un famoso en un fotocool, las reuniones familiares se alargan un poco (o un mucho) en mi caso parecemos una familia italiana, aún cuando no estamos todos, somos un montón, y claro al final terminas por no saber si mirar la agenda o pegarle fuego. He de ser sincera (bueno, lo soy porque quiero, es mi blog y mando yo), como ahora no vivo en mi ciudad natal, vivo a unos maravillosos 18km (si, estoy al lado) pues cuando voy aprovecho para quedar con amigos y tal, lo que lleva echar más leña al fuego de la fatiga, así que entre las Navidades, que yo no he aprendido a decir que no y que cuando no me buscan voy yo a buscar, he sobrevivido a la Navidad por los pelos.
Es curioso, porque estas son mis segundas navidades como esclerótica, pero no recuerdo mucho las del año pasado (bendita pérdida de atención), eso sí, no las recuerdo tan agotadoras (al que se le ocurra decir que es que este año soy un año más vieja, le meto, sin contemplaciones)
No se si sería porque al ser esclerótica en prácticas la EM tuvo un poco de consideración, si porque todavía duraba el efecto de los corticoides… ni idea, o porque tiempos pasados siempre se recuerdan con más cariño… ¡A saber!
Cierto es, que aún quedan fechas señaladas, pero en fin de año creo que voy a hacer como el año pasado, que se me paso el año durmiendo (me quedé roque a las 11:30 y me desperté a las 12:30) y después ya son reyes y tal, que vista la mala cara que tenía Felipe VI en el discurso de navidad lo mismo lo cancela, no le veo yo con ánimos de pasarse la noche repartiendo regalos con sus otros colegas reyes (el de Holanda y el de Bélgica), pero bueno, que para esas noches ya llevaré el entrenamiento hecho, que me lo he apuntado en mi agenda.

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